Nunca he conseguido actualizar este blog con regularidad; sólo he llegado a
valerme de él como speaker’s corner desde el que proclamar mis desahogos
esporádicos, o exhibir mi diletantismo ocasional, ante la mirada curiosa de dos
o tres viandantes extraviados. Hoy, para compensar, voy a publicar el segundo post en horas
veinticuatro (aquí, el primero), y sobre el mismo tema: las luchas intestinas de “los pequeños”.
Más específicamente de UPyD: lo que pase en Vox me resulta, desde el respeto,
inevitablemente lejano, al no ser votante, ni simpatizante ni militante de tal
formación.
Pero lo de upidé sí me hace pupa. Sigo creyendo que su voz, tantas veces
discordante, hace falta. Rosa Díez, como líder política de este país, hace
falta, al margen de que lleve el maillot rojo, azul o magenta. Hizo, en su
momento, lo que nadie había hecho en décadas: sacudir la política patria,
harta de componendas y pactos de silencio. Desbrozó el camino que ahora los anticasta quieren transitar, dándoselas
de pioneros no sé de qué. Se rodeó de un grupo de gente que supo acumular
méritos. Pero lo logrado es frágil. UPyD sigue sin tener un arraigo que
garantice su pervivencia a medio plazo, y su ejemplaridad –también en las formas
–es, además de un principio fundacional de la casa, una condición de
supervivencia. Todo puede irse al garete en un instante de ofuscación, apenas un
episodio de incontinencia verbal –ego, al fin y al cabo –. No voy a entrar en
quién tiene razón, en quién es más bocazas o más “mezquino”. Este formato de carta abierta como método para discutir las cosas es en sí mismo una torpeza. A mí
me recuerda a las notitas sobadas que circulaban por las aulas de la época
pre-whatsapp: cuando llegaban al destinatario, ya todos sabían que Edu estaba
por Carla, y lo que era cosa de dos había pasado de forma irrevocable al
dominio público. Creo que para este intercambio tan poco edificante, podían
haber elegido otra fórmula en casa Díez. La del reto del cubo helado, ya
puestos.
No estoy por principio en contra de que un eurodiputado manifieste su
visión en público, aunque sea una visión discrepante con la postura oficial de
su formación. Me parece saludable si se hace con lealtad. En este caso, la
lealtad implica plantear las cosas, primero, donde se tienen que plantear: de
puertas para adentro. Si la propuesta no cuaja, queda expedito el camino de la
opinión pública: señores, yo estoy por esto, pero en mi casa no me paran bola.
Es ni más ni menos lo que ha hecho Sosa. Cierto que podía haberse ahorrado el obiter dictum de las “prácticas
autoritarias” que anidan en el seno de UPyD: paloma negra de los excesos.
La respuesta de Lozano es fundamentalmente ad hominem y entra poco en el fondo del debate. En lo que nos
importa, se agarra inverosímilmente a un punto de la Ponencia Política, el
1.4.1, que dice “UPyD será lo mismo en Cataluña que en el resto de España”. Que
me jodan si lo entiendo, que dirían en mi pueblo. ¿De verdad se supone que eso
es un rechazo explícito de la militancia a un pacto con Ciudadanos en el marco
de unas municipales? Lo leo, lo releo y me quedo como estaba. Como mucho, eso
puede interpretarse como una negativa a ir en Cataluña con un esquema similar
al de PP-UPN, o PSOE-PSC (muy lógico, por otro lado: basándonos en los precedentes,
es una fórmula que sólo parece traer problemas). Pero parece que las dotes
hermenéuticas de algunos van mucho más allá. Tanto, que podrían directamente
prescindir de texto que interpretar: su sentido arácnido ya les avisa de lo que quiere la
militancia en cada momento.
Pero yo sí quiero entrar en el fondo del debate. Ciudadanos es lo mismo que
UPyD. Repito: lo mismo. Como mínimo, deberían ser amantes. Los denodados esfuerzos de Gorriarán el Amable por convencernos de que ambas
formaciones son casi como el agua y el aceite no soslayan la realidad fundamental:
el votante objetivo de ambas es el mismo. A quien le guste más la cañita brava –el
estilo más Robespierre de Díaz –votará a upidé. El que sea más de waterpolistas
en paños menores, votará a Rivera. Por eso es una torpeza –otra más—intentar sacar
ahora los colores, como hace Gorri, a quienes serían magníficos compañeros de
viaje. ¿Qué no tienen postura definida en muchos temas que en UPyD tienen
clarísimos? Estupendo: una magnífica ocasión para que se sumen a la postura de
UPyD. ¿Que han pactado con partidos afectados por casos de corrupción? Y… ¿qué
piensa hacer UPyD, exactamente? ¿No pactar con nadie, nunca? ¿Pactar sólo con
Podemos, a quienes aún no les ha dado tiempo a corromperse? Por favor. Puedo
estar muy de acuerdo en que UPyD ha mimado más los aspectos orgánicos de su
acción política, pero eso no puede derivar en ombliguismo ensimismado, en
encariñamiento estéril con el propio modo de ser. Si queréis luchar por lo que
realmente importa, dejad de hablar de cosas que no importan a nadie.
Los ciudadanos no han votado a UPyD para que sus dirigentes se sientan
excelentes personas, y sean contemplados ahí, en su hornacina, como un modelo de
pureza inmaculada. Tampoco los han votado para que diseñen una máquina perfecta
de representación interna, un ajustado, ejemplar y transparentísimo artefacto político pero, eso
sí, de puertas para adentro. No, por Dios. Estáis en ese escaño porque vuestros votantes queremos que lleguéis al poder y a las instituciones. Por supuesto que no queremos que
lo hagáis a cualquier precio. Pero nuestras exigencias se resumen en que
actuéis, en cada caso, con honestidad y transparencia. Si por el camino
encontráis a alguien que tiene la misma aspiración, no les exijáis que su
conducta, desde el comienzo del mundo hasta ahora, haya sido irreprochable.
Ayudadles a que lo sea en el futuro, y sumad fuerzas con ellos. Haced juntos el
camino.
* * *
Por cierto, mirando cómo se escribía Robespierre en Google me he topado con
la noticia de que Irene Lozano ya ha pedido disculpas por su carta. Bien hecho,
Irene, me congratulo. Qué lástima que haya sido con la boca pequeña y, sobre
todo, que haya sido a posteriori: cuando actúas ante las candilejas de lo
público, no se cumple lo de “mejor pedir perdón que pedir permiso”. Muchos son
testigo de la metedura de pata, pero el día en que rectificas a lo mejor ya ha
empezado la Liga.